No sé qué hago para que mi cuarto de un día para otro sea un completo desastre. Hace dos días me pasé el día ordenando y botando la ropa que veía y sabía que no iba a usar más, aunque guardé las que me crean un sentimiento especial...qué gay. En fin, hoy he amanecido y me ha sorprendido ver que hay un calzoncillo colgado en la pared ¿cómo sucedió? No tengo la menor idea.
Tengo bolsas por todo el cuarto, de los polos que me he comprado y de mi shopping de ayer a wong. Según yo, todo estaba ordenado, pero con la luz del día, en realidad sé que hago cosas por la noche que no recuerdo, abrí los ojos y ¡carambolas! Jeans sucios y desparramados, libros abiertos, escritorio lleno, y por si fuera poco, mi calendario de cineplanet hecho añicos porque no entiendo cómo se arman y ya lo desgracié; sí, son esos nuevos calendarios que vienen con líneas punteadas para desglosar y para armarlos pareciera que tuvieras que asistir a una clase especial.
El lunes comienzo clases y en unos días empiezo a trabajar para una reconocida marca de bebida rehidratante (chaasa, en realidad no es la gran cosa).
Me voy a buscar mi par de sandalia, porque, por esas cosas del destino, siempre me acuesto con el par y al día siguiente, al levantarme, tardo horas de horas hasta poder encontrar la otra.
Chau
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