miércoles, 9 de octubre de 2013

Giordana y Pedro - El encuentro

Corría la noche en la ciudad de Granada. Pedro, un director de cine poco valorado se sienta a observar la Alhambra. La llovizna atípica de esa época del año no es molestia para él. Está sentado solo. Piensa qué fue de aquellos sueños en los que dirigía grandes producciones. Tiene tan solo 32 años pero no se da abasto. Hay un punto de quiebre en su vida que lo transformó en la solitaria persona que es ahora. No sabe cuándo fue ni quiere encontrar a algún culpable.
Piensa que en la vida se ha cruzado con todo tipo de personas y nunca sintió que existiese persona como él, con su ideología de vida, con esa pasión de vivir y luchar por los sueños, solo por ellos. A tal punto que se siente desmotivado a seguir solo por ese camino.

Siempre fue muy ahorrativo, lo que le permite tener un departamento amplio y decente a pocas cuadras del centro.

- ¿Se puede? - oye una voz de mujer.
- Si - contesta cortante.

La mira de reojo.

- ¿Sueles venir por aquí? - vuelve a oír la voz.
- No...- se siente obligado a repreguntar - ...y tu? - Tampoco. Silencio incómodo. Pedro la mira más detenidamente y nota que tiene ojeras pronunciadas. Un característica, que, hace unos años ha notado que le atrae.
- Me dijiste que tu nombre es...- esperando que complete la frase.
- No te dije.
- Ah...- Vaya papelón, piensa, mejor me largo... - ¿Sueles hablarle a desconocidos así porque si? - añade en un acto de defensa propia.
- No. Te vi caminando con la mirada perdida, lento, a paso de tortuga. No tenías pinta de mal tipo y yo venía en las mismas, así que por qué no. Además yo te conozco...íbamos a la facultad juntos. Nunca hablamos pero alguna vez compartimos clase...ah, y es Giordana mi nombre.

Pedro se siente aliviado y más a gusto, ahora. Al decir su nombre, ella, volteó y lo miró a los ojos. Él hizo lo propio y pudo ver sus ojos color miel reflejados a la luz. Su cara, la forma de la cara. El mentón con aquella terminación tan fina que no pudo sostenerle la mirada por mucho tiempo.

- ¿Ah si? Yo no era de quedar con los compañeros después de clase. Giordana - se esfuerza en recordar-no...nada. ¿De qué te recibiste?
- De bombera - bromea - estábamos en la misma carrera 'Realización integral de Cine y televisión'.
Pedro nota su forma de hablar y piensa que está un poco loca. Le agrada.
- Yo demoré, poco más de dos años extra para graduarme. La mala organización. Llevarme el colegio desde arriba, con honores. Más que bien me hizo relajar un poco, demasiado, la vida en los siguientes años. Y bueno, ahora trabajo en pequeñas producciones.
- A mi me pasó lo contrario. En el cole me la pasé relajada. Poca vida noctámbula. Era una especie de hippie. La universidad llegó porque llegó. Tenía que hacer algo por la vida y  fue lo primero que se me ocurrió. Ingresé y acabé en los cuatro años de carrera. Ahora no estoy trabajando porque siento que necesito más relax. Colaboro de vez en cuando con amigos pero más que eso no.

Un estruendo los interrumpe y se larga a llover a cántaros. Se refugian bajo el toldo de una tienda cercana.

-¿Vives cerca? - pregunta Pedro
- Si
- Te acompaño. No, anda nomás.
- ¿Vienes seguido por acá?
- Si, a esta hora, los Jueves.
- Dale, a ver si coincidimos de nuevo.

Se alejan, cada uno por su lado, pensando en lo agradable de aquella velada inesperada.