Hacía 5 meses, desde que recuerdo, no me agripaba.
Hoy, he perdido el récord. Los últimos días sentia la garganta inflamada, pero tenía la confianza, que solo fuera eso.
He despertado con todos los síntomas, y con las ganas de quedarme en cama sin ir a la universidad. Cada pestañeo duraba minutos, hasta que mirando el reloj he pensado que ya era muy tarde para ir a clase y mejor debía descansar.
Pensé, por otro lado, que cada mal promedio tiene un punto de inicio, el no asistir a clase. Motivo por el cual he decidido, en contra de lo que mi cuerpo pedía, levantarme e ir a estudiar.
Dado que era un poco más tarde de lo habitual, crucé los dedos para encontrar taxi rápido y no hubiera tráfico.
Por supuesto, no fue así, lo que me hizo recordar a mi "tan querido" profesor de matemática y sus benditas "Leyes de Murphy", las cuales dicen que: si algo saldrá mal, saldrá mal y peor.
Demoré en encontrar taxi y, todos los que veía estaban llenos en la fila de carros de la derecha, atascados en el cruce de la Av. Arenales con Javier Prado.
Por fin, el que encontré, no se ubicaba en el mapa, pero, como toda ley tiene su excepción, terminó haciéndolo y dándome un buen precio.
Todo mejoraba, solo quedaba esperar que que avance el tráfico. Abro la puerta, subo al taxi. Dentro de él sentí algo extraño, parecía que había cambiado de ambiente en unos segundos...¿qué era? ¡¡¡El taxi tenía aire acondicionado!!! Le pedí que por favor lo bajara, pero me expresé mal, o tal vez lo tomó de manera literal, porque bajó la temperatura aún más. Esperé pacientemente que la temperatura se estabilice, pero recién noté el malentendido cuando se me helaron los pies. Quedaban unas cuadras para llegar, así que decidí soportar.
Finalmente llegué, algo maltratado por el día, con casaca en pleno sol, pero estoy donde debo estar.