lunes, 31 de julio de 2017

El escritor enfurecido

Hoy no escribo porque me provoque, hoy escribo porque nunca quiero hacerlo. Hoy no escribo por inspiración, no suelo tenerla. Hoy no escribo por depresión, suelo ser depresivo. Hoy no escribo por admiración, escribo por decepción. Hoy no escribo para ser extenso y descriptivo, no me gusta la redundancia. Hoy no escribo porque me estimas, hoy escribo porque me odias, hoy no escribo para un diario, hoy escribo para una carta.
Hoy escribo para hacerte saber de nuestra amistad, aquella que arruinaste día a día con tus miradas vacías y actitud evasiva. Hoy me molesta que me saludes cuando estamos en los lockers pero me ignores cuando cruzamos miradas por los pasillos. Me has enseñado a odiarte (pero no puedo). Me has enseñado a odiar al mundo. Me has enseñado a odiar lo que hago. Me has enseñado a odiar la vida. Me has enseñado a no querer despertarme. Me has enseñado a  querer estar en cama todo el día. Me has enseñado a perder la esperanza cuando nos cruzamos. He aprendido a dejar de disfrutar el arte. He aprendido a mirar hacia el piso. He aprendido a desaprender. Me has quitado la confianza en mi mismo. Me has quitado las ganas de leer. Me has quitado la esperanza. Me has hecho vivir con un nudo en el estómago. Me has enseñado a ser irritable a cada segundo. Me has enseñado a no perder la ansiedad. Me ha provocado mandarte a la mierda. Tu mirada cínica no me deja de rondar la cabeza. Mi debilidad eres tú, y lo sabes muy bien. Por eso escribo esto, no para que te sientas culpable, sino para que en el futuro sepas tratar a las personas que se juegan por ti.

Enfurecido con su ex amiga, mientras ella solo tiene las voces de su madre y hermana, la malévola, la odiosa (al igual que su madre, que siendo psicóloga rompió su juramento profesional para actuar negligentemente con sus hijas para que aprendan a odiar a las personas reales y adoren a las de plástico, a las caretas, a las de blusa y vestido largo y a los de camisa y corbata con buen apellido) continúa. Puta la hora en que decidí actuar sin poses frente a tu madre. Puto el momento en el que tu padre se dejó dominar y cayó en la misma trampa psicológica que tú y tu hermana (el calco perfecto de tu madre, en el que sin darte cuenta, también, te estás convirtiendo). Puta la hora en que se murió tu abuela, quien sabía de lo que era capaz su hija, tu madre, y la controlaba.

Enorgullecerse de tener amigos gays es cool decirlo en un círculo cerrado, pero decir frente a sus amigas que apoya y acepta la unión civil homosexual es de terror, herejía. Pensar así te/las pinta de cuerpo entero

Maldita la hora en que le comiste la cabeza a tus hijas y esposo. 
Así como hablas que todo da vueltas, a pesar que no creo en ello, espero que tú misma te des contra la pared y se derrumbe tu caja de cristal por lo hipócrita que eres. Deseo no dirigirte más la palabra, pero mi educación no me permite dejar de ser cortés contigo. No sabes cómo me revienta tu sonrisa falsa, no deberías ser mamá, te lo hubieras pensado dos veces. Los hijos son para educarlos no para manipularlos. Soy un marica que jamás te dirá esto a la cara, pero qué bueno sería que leas esto algún día. Todos te llaman por tu diminutivo, yo dejé de hacerlo hace un tiempo. Carmencita, mis huevos. Seguro te hueles lo que pienso, pero ni tu psicología barata, ni tus tácticas al preguntarme por la familia me hicieron abrirme hacia ti y caer en tus redes como sí pudiste con otros. Es tarde para que aprendas a ser madre, esposa o persona, es muy tarde. Eso lo debiste pensar antes que formaras a gente que jode al mundo, que mientras te sonríe de frente, te puede clavar un cuchillo cuando te das vuelta. Así se jode una sociedad, por personas como tú.

Perdón por esto, familia, no saben cuánto lo lamento, sé que he sido una decepción para ustedes, y ahora lo seré más aún. Solo les pido que no duden que los amo con todo mi corazón, no es culpa de nadie. 
Fue lo último que escribió Gonzalo antes de introducir su cabeza el medio del orificio circular de la soga amarrada a la viga que él mismo se encargó de preparar durante las últimas tres madrugadas en el medio de su habitación. 
Inmediatamente después de meter la carta en un sobre y lanzarla al suelo, decidió saltar al vacío.

viernes, 28 de julio de 2017

William Faulkner

"El artista es responsable solo ante su obra. Si es un buen artista, será completamente despiadado. Tiene un sueño, y ese sueño lo angustia tanto que debe librarse de él. Mientras no se libra, no tiene paz. Arroja todo por la borda: el honor, el orgullo, la decencia, la seguridad, la felicidad, todo, con tal de escribir su libro."

William Faulkner