viernes, 28 de octubre de 2011

La noche...qué tendrá la noche

Caminar bajo el cielo oscuro, escuchando cada uno de tus pasos y sintiendo el viento fresco golpeándote a la cara en medio del silencio intenso de la noche es uno de esos momentos en los que sientes que todo ha valido la pena.
Más aún si en cada uno de esos pasos sientes que te encuentras en un mundo paralelo donde creas tu propia historia y eres el principal protagonista.
Nada como una caminata por la noche. Ya sea por un parque, una avenida desierta o mirando el mar. Ese silencio te hace ver las cosas con la cabeza fría, centrada y por momentos te motiva. No hay como el silencio de la noche, ese silencio reflexivo en el que los recuerdos pasan por tu mente y te roban una sonrisa inesperada, aquél momento en el que te pierdes dentro de tus pensamientos y después de unos instantes te das cuenta que tienes la mirada perdida y sumergida en recuerdos. Bien dicen que recordar es volver a vivir. Pues, es cierto, más aún si tus recuerdos no te traen más que felicidad, tanta que por un momento olvidas las malas memorias.

Esos días en los que sientes la necesidad de salir a caminar y sentir ese silencio, horas de horas por la noche, me provocó volver a sentirlos. Esos momentos en silencio que pasé en "El Olivar" sentado en una banca esperando y esperando que pase algo, lo que sea, volvieron a mi mente. Cada instante en el que sientes que la historia pudo ser distinta o podría volver a encaminarse, solo se pueden crear con tanto detalle en medio de este silencio. Este silencio que me hizo salir de casa para poder escribir estas líneas, este silencio que hace que los ruidos del teclado se pierdan con el sonido del viento y este silencio que te relaja y te vuelve, al menos por unos minutos, optimista.
Este silencio que no se puede sentir de día. Este silencio que permite explorar hasta el lugar más íntimo de tu alma.

Por eso siempre me pregunto en plena oscuridad, aquella que me niega el sueño de la noche:

Ay la noche... ¿qué tendrá la noche? 

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